La apuesta por prácticas de gestión emocional y toma de consciencia prolifera en escuelas y entidades.
Desde la Fundació Mossèn Frederic Bara i Cortiella –entidad que atiende a familias, niños y adolescentes que lo necesitan–, el educador Javier Veraguas, declara que en el curso anterior, en el Centre Obert, «practicamos la gestión de las emociones y este año nos centramos en aprender a razonar con el proyecto ‘El racó de pensar’. Planteamos actividades con las que los jóvenes desarrollan sus habilidades sociales y capacidades a través de las situaciones cotidianas que les planteamos», resume. La finalidad es que «sean conscientes de cómo funciona su forma de pensar». «El aprendizaje se hace desde el ‘yo’, quién soy y dónde encajo. Hablamos del concepto de la familia –qué roles tienen sus miembros, si cambiaríamos algo o no, qué es lo ideal, etc.– y lo vamos ampliando a su entorno, profundizando en la amistad, los amigos y, luego, con la escuela, el barrio, la ciudad, el país y el mundo». En la Fundació adaptan el proyecto al ritmo y edad de cada grupo.
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